10 de marzo de 2018

Los misiles hipersónicos rusos dejarían una contaminación mortal a su paso

Por Pedro Cornet



Tenemos nuevos misiles rusos. El presidente Vladimir Putin anunció el pasado 6 de marzo que su país había desarrollado importantes nuevas armas. Una es un dron submarino que podría navegar secretamente donde fuera, las otras dos misiles nucleares de largo alcance. La idea es que estas armas hacen inútil el escudo anti-misiles de la OTAN y Estados Unidos, tan criticado por Rusia. Lo que no contó es que el misil más espectacular, uno capaz de volar a velocidad hipersónica y con propulsión nuclear de alcance sin límites, sería un arma tremendamente contaminante y sucia. Porque su propulsión, nuclear, es algo que otros habían probado y desechado por este motivo. Es tan malo que casi haría más daño por las zonas que sobrevolara, que en su objetivo donde detonara la cabeza atómica…

NEVADA, EE.UU. DÉCADA DE LOS 60'S

En 1957 Estados Unidos encargó el proyecto Pluto a su ejército del aire, entonces responsable del programa de misiles y cohetes. El objetivo de este programa era desarrollar motores cohete de propulsión nuclear. Los usarían en misiles de vuelo supersónico a baja altitud (SLAM o Supersonic Low Altitude Missiles). El Pentágono llegó a probar prototipos de reactores de 500 MW de potencia en instalaciones secretas del desierto de Nevada entre 1961 y 1964.

Pero el proyecto se desestimó porque era demasiado contaminante y peligroso. Para hacernos la idea de qué significa eso, un científico de un grupo preocupado por problemas de seguridad global ha descrito en la revista Scientific American cómo se llevó el Poyecto Pluto americano y sus paralelismos con el nuevo misil nuclear de Putin.

De entrada, el misil americano iba a usar un pulsoreactor atómico. Es un motor bastante sencillo. Un tubo por el que entra aire supersónico y se calienta en contacto con material atómico en fisión. Luego sale acelerado por la expansión generando un gran empuje neto. Con muy poco combustible podría estar mucho tiempo volando a gran velocidad, evadiendo defensas hasta alcanzar el objetivo.



UN PELIGRO VOLANTE

Repasas la descripción del reactor. Verás que el aire entra en contacto con el material nuclear de fisión antes de volver a la atmósfera. No existe nada ni remotamente tan contaminante como eso, porque por ligereza el misil no tendría protecciones (hormigón o plomo). En vuelo este misil sería una fuente de neutrones, partículas radiactivas y productos de fisión. Una especie de súper Chernobil, pero volando a cielo abierto durante miles de kilómetros.

Los misiles rusos llevarían seguramente una o varias cabezas nucleares y harían obviamente mucho daño en su objetivo final. Pero, por el camino, sembrarían la muerte a corto y largo plazo. La Fuerza Aérea americana llegó a tener un reactor funcionando. Pero cancelaron el proyecto en una fase bastante temprana debido a esto. Pensemos que eran los años 1960, en plena guerra fría. Los militares no dudaban en hacer pruebas nucleares en el mar o el desierto y apenas había preocupación por el medio ambiente. Y a pesar de ello, esos mismos militares decidieron no seguir con este proyecto por horrorosamente “sucio”.

MISILES RUSOS

Si este tipo de propulsión le pareció demasiado peligroso al ejército americano hace 50 años, es preocupante que Rusia lo haya desarrollado como parece. ¿Es posible? Los científicos piensan que sí. No era una tecnología complicada y no hacía falta mucho tiempo para hacerlo. Si Rusia decidió en algún momento de máxima crisis darle luz verde, en poco más de una década es posible. Y en 2002 Rusia se enfadó mucho con Estados Unidos por su plan de misiles antibalísticos.




Fuente Tuexperto.com

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