Factores que convierten a un soldado en un líder
¿Cómo es posible valorar numéricamente la capacidad de liderazgo de un militar? En realidad, hay muchísimos factores que intervienen a la hora de aupar a un guerrero hasta el Olimpo de la genialidad bélica: la extensión de las tierras conquistadas, el potencial numérico de las tropas, la capacidad para obtener el apoyo incondicional de los soldados, el talento para tomar decisiones estratégicas apropiadas, las consecuencias históricas de las batallas libradas... Pasándonos al lenguaje militar, podríamos esquematizar todos estos elementos en cuatro factores esenciales que describen el “trabajo” de un genio militar: estrategia, táctica, capacidad de mando e incidencia histórica.
La estrategia es el arte que permite a un general llegar a un enfrentamiento armado con condiciones ventajosas sobre su adversario, mientras que con táctica entendemos los movimientos y las soluciones con los que se gana una batalla. “Un buen estratega es el que ve una guerra en términos generales, en términos diplomáticos, mientras que el táctico es el que sabe conducir a las tropas de forma efectiva”, matiza el historiador Carlo Caranci. “Rommel es un buen ejemplo. Era un excelente táctico y dirigía a sus soldados magistralmente en cada batalla, pero no tenía visión general de la guerra, así que era un estratega limitado”.
El tercer factor que hemos tomado para valorar a los militares es la capacidad de mando, el talento de un general para guiar y motivar a sus tropas, para que éstas perciban tanto el liderazgo de su superior como su cercanía humana. El cuarto elemento de valoración es la incidencia histórica, ese afán que poseen casi todos los grandes hombres de dejar su sello en la Historia y cambiar su curso si es posible.
También hay que valorar que no se trata de carreras militares en abstracto, sino que todos estos líderes están marcados por la época en la que lucharon, y la propia definición de liderazgo varía con el paso del tiempo. Por ejemplo, en La Máscara del Mando, el historiador británico John Keegan señala que el perfil de genio militar ha evolucionado con el paso de los siglos debido a la transformación de los campos de batalla o al desarrollo tecnológico.
Una lista inicial en la que sólo sobreviven los mejores
Tomando estos cuatro factores como elementos de valoración, hemos solicitado a varios expertos que puntuaran de 1 a 10 a veinte caudillos militares de todos los tiempos. Sólo los genios más valorados han logrado pasar la criba y conformar la lista de los quince líderes militares de la Historia, pero otros han perdido esta batalla.
Del Medievo emerge Carlomagno, unificador de Europa; Guillermo I el Conquistador, autor del único desembarco exitoso en Inglaterra; Saladino, unificador del mundo musulmán; Gengis Khan, artífice de un imperio desde Rusia hasta China; y Tamerlán, digno heredero del mongol. En la Edad Moderna nos encontramos con el único español de este listado, Gonzalo Fernández de Córdoba, que firmó importantes victorias para los Reyes Católicos; el duque de Marlborough, vencedor en 4 batallas campales y 21 asedios; Eugenio de Saboya, uno de los más brillantes alentadores de tropas; Federico II de Prusia, magnífico teórico de la guerra y genial estratega; Napoleón, la esencia misma del liderazgo; y Wellington, capaz de lograr victorias desde la India hasta España.
Por el siglo XX desfilan algunos nombres que se han grabado con fuerza en el imaginario colectivo como Lawrence de Arabia, auténtico genio de la guerrilla; Rommel, excelente táctico; Zhukov, “bestia negra” de la Alemania nazi; y Patton, maestro de las fuerzas acorazadas.
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1 comentarios:
No podemos ser tan mezquinos con nosotros mismos. En la la lista aparecen personajes que no le dan ni por los tobillos a jefes militares como Bolivar, San Martin, Sucre y Jose Antonio Paez (El centauro del llano). Nunca han sido buenas las comparaciones, pero si los nuestro hubiesen contado con ejercitos de millones de hombres, apoyados por la industria y los adelantos de epocas preteritas, estarian en un sitial de honor. Los latinos siempre pecamos en aquellos de que lo extranjero es lo mejor y lo superior. Nos cuenta en creer en nostros mismos y las divisiones nos han convertido en la papita frita de los paises industrializados. Nunca olviden el refran: Divides y venceras.
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